El camino
hacia una agricultura sustentable
Dr. en Ciencias Biológicas
Germán Ceizel Borella
Coordinador del Comité Asesor de Bioinsumos Agropecuarios del Ministerio de Agroindustria.
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En los últimos años, el modelo productivo basado en el uso de fertilizantes de síntesis química para la nutrición y control sanitario de los cultivos comenzó a modificarse. Pero una transición hacia modelos sustentables de producción requiere de un plan concertado de acción. En este escenario, el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (CABUA) adoptó un rol fundamental para promover el uso de bioinsumos en el país.
Hoy pueden verse las consecuencias ecológicas de haber elegido modelos que ponen al rendimiento productivo y económico por sobre todas las cosas. Se requiere de un plan concertado de acción para conducir y acompañar una transición hacia modelos sustentables de producción. En el ámbito agropecuario, los bioinsumos son una herramienta clave y es por ello que el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (CABUA) decidió impulsar un Plan que ayudará a materializar esta transición imprescindible.
Es sabido que para proveer de alimentos al mundo de cara al futuro es imprescindible incrementar los niveles actuales de producción agropecuaria. El punto es cómo lograrlo y qué modelo productivo es el que el mundo elige para hacerlo. El actual modelo se basa en el uso de fertilizantes y pesticidas de síntesis química para la nutrición y control sanitario de los cultivos. Sin embargo, en los últimos años esto empezó a cambiar.
La utilización de insumos de síntesis química está empezando a ser cuestionada a nivel global por implicar efectos no deseados sobre los ciclos globales de nutrientes, las fuentes de agua potable, el ambiente, la inocuidad de los alimentos y por su contribución al aumento de gases de efecto invernadero, entre otros aspectos. El actual escenario mundial, en el que existe una demanda de los consumidores por alimentos más saludables y una mayor conciencia global sobre la importancia de proteger el ambiente y la salud pública, da una oportunidad única para el desarrollo de alternativas biológicas. En este sentido, los avances tecnológicos propiciados por la biotecnología en los últimos años permitieron a la producción agropecuaria comenzar a complementar y/o sustituir ciertos insumos de síntesis química por estas otras alternativas biológicas previamente mencionadas, mejor conocidas en nuestro país como bioinsumos de uso agropecuario (en adelante bioinsumos).
Es importante que nos detengamos aquí para hablar sobre los alcances de la definición de bioinsumos. Según el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (CABUA), presidido por la Dirección de Biotecnología, dependiente de la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, un bioinsumo de uso agropecuario es: “todo aquel producto biológico que consista o haya sido producido por microorganismos o macroorganismos, extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos y que esté destinado a ser aplicado como insumo en la producción agropecuaria, agroalimentaria, agroindustrial y agroenergética.” Debido a lo que mencionamos más arriba, el mundo está empezando a volcarse a un modelo más sustentable de producción agrícola, donde las prácticas agropecuarias son, necesariamente, más amigables con el ambiente y la salud pública, proveyendo alimentos más saludables a los consumidores finales.
Por definición, la agricultura sustentable es toda actividad agropecuaria que tiene como principal característica la aptitud de mantener su productividad y ser útil a la sociedad, conservando los recursos productivos, preservando el medio ambiente, respondiendo a los requerimientos sociales, y siendo, al mismo tiempo, económicamente competitiva y rentable. En definitiva, el cambio de modelo que va del paradigma productivo tradicional a la agricultura sustentable, requiere que todas estas premisas puedan cumplirse. Para ello, es central el desarrollo y la aplicación de nuevas tecnologías que permitan sustituir o complementar las tecnologías existentes. Es aquí donde entran en escena los bioinsumos como un engranaje central del modelo agrícola sustentable que, entre otros puntos, serán herramientas fundamentales para brindar servicios ecosistémicos claves como, por ejemplo: la polinización, el ciclaje y disponibilización de nutrientes y el control de plagas y enfermedades.
Al mismo tiempo, éstos permiten satisfacer la demanda internacional de alimentos inocuos y de calidad, ya que poseen características diferenciales entre las que se destacan el no dejar residuos tóxicos en el ambiente ni en los alimentos y que su utilización permite obtener productos agroalimentarios de gran calidad. A modo de ejemplo, la Unión Europea en el Reglamento (UE) 1432/2017 ha considerado a muchos de los Bioinsumos como sustancias de bajo riesgo. Asimismo, los bioinsumos tienen el plus del agregado de valor en origen en las diversas economías regionales. Por ejemplo, podemos mencionar el agregado de microorganismos anaeróbicos (genéricamente bacterias lácticas) como bioinsumo para el ensilado. El proceso de transformación que se da en el ensilado es posible gracias a la fermentación de forrajes, granos y rastrojo. Los microorganismos son indispensables para facilitar este proceso y mejorar la calidad nutricional y palatabilidad del ensilado.
Por todo esto, es que el desarrollo y uso de los bioinsumos ha tenido un gran impulso en los últimos años. En relación a lo anterior, no se puede dejar de mencionar que recientemente el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (SENASA) ha publicado una lista de bioinsumos aceptados para la agricultura orgánica (Anexo II de la Resolución Senasa 374/2016), un gran avance para unificar y simplificar el trabajo a los agricultores orgánicos.
Un plan de acción para el sector
de Bioinsumos
Es preciso señalar que, a pesar de poseer numerosas fortalezas en el escenario actual, existen algunas debilidades que al día de hoy dificultan el afianzamiento de los bioinsumos y su capacidad de sustituir o complementar las tecnologías existentes, manteniendo el nivel de productividad obtenido con el modelo convencional a gran escala (Tabla1).
En este sentido, el CABUA -que tiene un papel fundamental en la promoción de los bioinsumos- ha venido trabajando desde su creación en la gestión, concertación y formulación de propuestas sobre aspectos de relevancia para el sector. Entre los principales aportes del CABUA de los últimos años podemos mencionar: la aplicación y seguimiento del Programa de Fomento del uso de los bioinsumos (PROFOBIO), la actualización de la normativa para MGM (Resolución 5 del 28/09/18 de la ex Secretaría de Alimentos y Bioeconomía) y la rebaja de aranceles para los bioinsumos, que por retribución percibe el SENASA (alguno de los cuales fueron mencionados en un artículo anterior publicado en Agropost (http://www.cpia.org.ar/agropost/201804/nota8.html) y la presentación de un proyecto de modificación de la Ley N° 26.050 de Impuesto al Valor Agregado (IVA) para fertilizantes biológicos, cuyo objetivo es el de equiparar las alícuotas de los fertilizantes biológicos y orgánicos con las vigentes para los fertilizantes químicos establecidas en 1997 como una forma de impulsar el desarrollo de pequeñas y medianas empresas que abastecen el 60% del mercado de fertilizantes biológicos en argentina y la elaboración de un "Plan de Acción para el sector de los Bioinsumos de Uso Agropecuario" recientemente publicado en el Boletín Oficial (Figura 1).
Este Plan fue consensuado por el CABUA en su primer reunión del 2019, en la que asistió como invitado el presidente de la Federación mundial de Asociaciones de la Industria de biocontroladores y bioplaguicidas (BPG), Nicolás Cock Duque, quien destacó el papel central de los bioinsumos en la producción agropecuaria de cara al futuro. El Plan tiene como objetivo central ampliar la diversidad de bioisumos de uso agropecuario mediante la implementación de políticas de estado, la adecuación del sistema de gestión y registro, la optimización de los procesos de investigación, desarrollo e innovación y la facilitación del acceso a la información, capacitación y asistencia técnica en el manejo y uso de los bioinsumos agropecuarios.
La Dirección de Biotecnología junto con el CABUA serán los responsables primarios de impulsar el desarrollo de esta planificación, incluyendo el promover que otras entidades relevantes ejecuten acciones concurrentes. La variedad de entidades que conforman el CABUA responde a la intención de incluir tantos actores relevantes como sea posible, como así también, que los mismos puedan difundir y promover la temática en cada una de sus instituciones. De este modo, y gracias al plan de acción, se procura generar un efecto multiplicador cuando dichas entidades sumen o profundicen en su agenda la temática de bioinsumos. Además, es importante destacar que dicha planificación podrá servir de fundamento para que instituciones vinculadas a la temática puedan ejecutar acciones concurrentes para el desarrollo y promoción del sector.
Por otro lado, en lo que respecta al acceso a la información, capacitación y asistencia técnica en el manejo y uso de los bioinsumos agropecuarios del “Plan de acción” se desarrolló desde la dirección de Biotecnología, con el respaldo del CABUA, el curso virtual denominado “Presente y Futuro de los Bioinsumos de Uso Agropecuario en Argentina”, que tuvo una primera edición a fines del año pasado con un cupo de 40 participantes y que contó con las participaciones de especialistas de INTA, SENASA y MAGyP con muy buenos resultados y crítica. El curso pretende brindar información acerca del desarrollo, regulación, experiencias en utilización a campo y aspectos institucionales asociados a los bioinsumos de uso agropecuario. Asimismo, al ser de modalidad virtual posibilita la interacción y generación de vínculos entre técnicos agropecuarios de todo el país, permitiéndoles compartir experiencias y conocimientos sobre los bioinsumos agropecuarios.
En el transcurso de este año se pretende establecer las líneas de base planteadas para muchos de los indicadores estipulados para los diferentes componentes del “Plan de acción” trabajando en conjunto entre el equipo de la Dirección de Biotecnología y el CABUA. Para ello, dado el escenario que plantea al día de hoy la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, será esencial el trabajo a través de la plataforma de trabajo virtual.
(*) Lo aquí vertido no compromete a la institución donde se desempeña el autor.